"-Al oír el poema -dijo Don Juan una vez que hube terminado de leer -, siento que ese hombre está viendo la esencia de las cosas y yo veo con él. No me interesa de qué trata el poema. Sólo me interesan los sentimientos que el anhelo del poeta me brinda. Siento su anhelo y lo tomo prestado y tomo prestada la belleza. Y me maravillo ante el hecho de que el poeta como un verdadero guerrero, la derroche en los que la reciben, en los que la aprecian, teniendo para sí tan sólo su anhelo. Esa sacudida, ese impacto de la belleza, es el acecho.