lunes, 25 de agosto de 2014

Tenia frío. Sentía el dolor real, dolor del alma, crujiente. Hacia fuerza y me acariciaba a mi misma para dejar de sollozar. Tenia sueño dentro del sueño, tenia miedo y la tenía (siempre la tengo junto a mi).
Era completamente existencial, estaba en el mundo no-vivo del inconsciente que me hacia estremecer y confundir el limbo de lo imaginario con lo real. En el espacio dentro de mi misma, en el momento de mayor intimidad que comparto con el ser oculto que guardan mis recuerdos (y mis secretos), corro.
Quiero escapar-me.