Un lenguaje extraterrestre se metió desde mi ojo hasta el extremo izquierdo del cerebro, aplastando cada vena hasta ver la gota de sangre jugar una carrera en dirección a mi boca. Las palabras que suelto están cargadas hasta la nuca de simbolismo abstracto, para hablar de un mundo pateticamente poeta en cada rincón de roca que lo mantiene estable sobre el nivel del mar de pensamientos.
Con el cuerpo levemente inclinado hacia la izquierda. Suavemente apoyada sobre l vidrio, me caigo de manera dulce y lenta por el peso de mi alma.