martes, 24 de mayo de 2016


"¿Qué soledad es esta, llena de otro, con sus ojos y sus manos y sus cabellos poblando la aparente soledad de tu noche? Estas sola, escribiendo. Pero no estas sola. Aventura mágica, atroz. Ni siquiera escribes para ti. Su ausencia es un pretexto para que lo ames como quieras en esta habitación desolada en ruinas. Si viniera una sola vez, si una sola vez estuviera junto a ti, hablando de cosas posibles de ver y de tocar, tu no amarías de esta manera acabada y perfecta. Pero como no viene estas atada - cuerdas entre sus ojos y los míos, entre sus manos y las mías, entre su sexo y el mio- su persona maravillosa que siempre ves delante de un resplandor penoso y lo ves perfectamente y lo amas y sabes que cuando sonría a miles de kilómetros en algún sitio lleno de humo y de música, el rostro de quien esta con él se esfumará y será el negativo de una fotografía porque en verdad te sonríe a ti -su sonrisa atraviesa paredes y distancia (estas retribuyéndole la sonrisa mientras escribes, mientras le escribes)-, y te preguntas como podrás mirar sus ojos cerca del mar y que le dirás, porque habrá otra gente entre tu y él y tu sabrás o no sabrás ocultar tu delirio por su mirada que merece un amor menos salvaje y temible e inútil que el tuyo. Porque puede calcular sus respuestas verbales o físicas en la soledad de tu cuarto, puedes amarlo u odiarlo en la desierta extensión de tu amor sin desenlase, pero no puedes predecir sus miradas, sus sonrisas, sus ademanes de placer o de disgusto cuando lo mires con tus ojos heroicos y harapientos. A veces quisieras construirle un palacio con las piedras que arrancarías con las manos llenas de sangre de los lugares mas bellos y lejanos y a veces quisieras insultarlo a los gritos y bailar sobre su cadáver y decirle: "Si estuvieras muerto escupiría tus ojos, aun muerto te insultaría y te golpearía porque me has dejado tanto tiempo sola, debajo de una alcantarilla, amándote perversamente en lo mas bajo de una soledad grotesca y pestilente, hecha de tu cuerpo invisible y de mi deseo por ti que solo morirá conmigo". Aun así, te amare y me arrojare sobre ti, te obligare a todas las posturas posibles e imposibles de un acto amoroso que necesitará cumplirse, aqui abajo o en donde quieran, pero que se realizará por un designio mágico, porque hasta un idiota como quien te ama comprende que en este mundo inmundo tanto deseo ha de cumplirse, en la tierra o en el cielo, según sea tu voluntad, amor mio. Pero no dejes que te odie: pensar en ti con odio es respirar agujas oxidadas. Curarme de tus ojos que merecen un amor mas articulado y bello que el que no me deja respirar en estos instantes. Déjame llorar en tu  hombro, acaríciame la cara, ruegame que sea sana y prudente y sensata y sálvame de mi locura por ti. Esto es fácil de pedir, así, por escrito. Pero tu nunca me leerás, Por eso, cuando me veas, dentro de unos días, hostil enemiga o demasiado servil, o huyendo de ti para irme con otro en la noche de las sustituciones, tenes que saber que lo hago por ti, porque apenas conozco tu lengua y no sabría hallar las palabras que te (dijeran) informaran que vives en mi y mueres conmigo, cada noche. Y aunque hablara tu lengua, aunque tu hablaras la mia, los dos sabemos que no se trata de gramática ni de riqueza de vocabulario. Lo que nos sucede esta tan lejos que achacar a la lengua lo que no seria posible decir en ninguna es una cosa risible, digna de quien este en un estado vertiginoso y apremiante como yo. Y cuanto me hace querer morir la sospecha de que me lloraras. Y estar en agonía, llamándote, y que vengas -quien se niega a tu ultimo llamado; no tu, con tu bondad sin limites-, y que vengas a comprobar mi amor absoluto, cifrado en tu nombre que pronunciaría como una santa el de Dios. Y tu me besas- por una vez- y me hablas con tu voz que no imagino cerca del mar. Pero no es así; mi cuerpo es joven, ingenuamente sano, y  mi sexo se abre y se cierra, aletea infinitamente como una paloma petrificada en el momento del arrullo que así se quedo y lo emite para siempre. Angustia del sexo abriéndose y cerrándose a la espera del tuyo que no vendrá, labios funestos que no dejan de susurrar su clamor fálico. A veces me toco, cierro los ojos y digo: Es tu mano. Imposible el orgasmo a larga distancia. Quiero lo tuyo y lo digo. No me consuelan los otros, nadie me consolará nunca. Quiero tu sexo y lo digo, quiero dormir contigo y lo digo. Quiero hundirme en tu abrazo- una sola vez siquiera. y gemir al unisono contigo, mi lengua en la tuya, en el silencio de la noche que ya no sera noche sino una isla de perfumes y delicias apenas soportables en las que necesitaré de toda mi inocencia y de toda mi perversidad y de un coraje inaudito para sobrellevar tanta dicha- que no se imaginar pero que sera (lo presiento) infinitamente mas terrible que tu ausencia de ahora, que mi angustia de ahora, en esta noche en que te amo tanto y en que te odio porque no vienes."

alejandrapizarnik