sábado, 8 de abril de 2017


Derritiendo las caretas rígidas con los diques discursivos que corren sinusoides hasta el mentón montañoso del rostro intercambiable. Las cortezas roídas por la angustia se han desvanecido sobre las  sórdidas mesetas que este continente posee como senos. Cordillera vanidosa recorrida por la superficialidad de manos de movimientos egoístas. Tacto frío que ha congelado los picos saliente de sus extremos y estos han caído como filos de cuchillas en la boca vil de algún desacatado. Muerte de palabras con sabor a miel, solo quedan sonidos vapuleados que rondan tus orejas como moscas.
La sabia de tus troncos desgarrados rebalsa de tus heridas y te traslada sobre un lecho de ramas al páramo que te resguarde de las lagrimas que atizan el fuego agresivo de un pasado que creías haber dejado durmiendo en bóveda de subsuelo.