viernes, 10 de marzo de 2017


(Sueños del alma 10/03/2017 - simple observador)

Arrodillada, alargando los dedos finos como alambre, apuntando hacia el cielo, buscando la soga que te bese el cuello y te despegue del suelo húmedo convertido en rió por el sudor de tus tres rodillas. Cada vez que intentas pararte, ellas se ahogan de aire y mueren en la respuesta que esperas y nunca llega.
El blanco te sienta tan bien con la sangre de rata que te frotas, perfumándote con la fragancia de un pozo que crece desde arriba, buscando la pertenencia a partir del hedor de sueños que se pudren en el mundo que escondes debajo de tus piernas de sedas, envueltas como capullos por polleras que desean ser cortadas para mostrar tu sexo, hambriento de aves con picos largos. Y en tu interior los esperas rebalsada, con banquetes de gusanos listos para que las crías desnutridas aúllen mientras se entierran en la flor de nudos negro que te sella, mujer.